lunes, 6 de agosto de 2012

Sobre las tentaciones que sirven para vencer el orgullo. San Isaac Sirio.


"En este punto hablaré de las tentaciones que son enviadas desde el cetro divino de Dios, para que el alma crezca en virtud; por medio de estas tentaciones, el alma se ejercita, es puesta a prueba. Estas son: la pereza, pesadez corporal, debilitamiento de las articulaciones, apatía, turbación mental, la idea persistente de que tenemos alguna enfermedad, estados de desesperanza, pensamientos oscuros, dificultad para hallar ayuda en los demás y para encontrar lo necesario para sostenerse, así como otras parecidas. Por medio de estas tentaciones, el individuo siente en su alma cierto abandono y falta de confianza en sí mismo, pero, mientras tanto, su corazón se  hace humilde y se fortalece. El hombre es probado de esta manera, para que desee buscar la gracia de su Creador. Estas tentaciones son permitidas por la Divina Providencia, de acuerdo al poder de paciencia y a las necesidades de cada quien. En estas tentaciones, uno encontrará entrelazados el pleno consuelo de Dios, junto al sentimiento de infelicidad, la luz junto a la sombra, la lucha y el auxilio, la tristeza y la alegría. Todo esto es, de cualquier manera, señal de que el hombre es ayudado por Dios y de que avanza".

Traducción libre tomada de: "Despre ispite, intristari, dureri si rabdare", Sfantul Isaal Sirul. Editura Evanghelismos. Bucarest, Rumanía, 2007.

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