"¿Cómo que no crees?... Estos son pensamientos que vienen del maligno. ¿Acaso le pones atención a lo que él te dice? Porque ése es su objetivo, sembrar la duda en las personas, para que terminen afirmando que Dios no existe. Porque, si Dios no existiera, tampoco existiría el pecado y, entonces, todo estaría permitido (como afirma el nihilismo, n. del. t.) Dudar es la mitad del camino en renunciar (a Dios), por eso el maligno se atreve a tentarnos de esa manera. Porque el Salvador anunció que vendrían estos días y, he aquí que ya han llegado. ¿No decían que el hombre viene del mono? Sólo un loco pudo afirmar semejante cosa, porque el hombre está hecho a semejanza de Dios.
También Jesús fue puesto en tentación. Así le dijo el malvado: "Díle a estas piedras que se conviertan en panes". Así dice la Escritura. "Panes", no "pan", para demostrar que la primera tentación que viene del astuto es la tentación de los placeres: lujo, vestimentas. Luego le dijo: "Salta desde lo alto del templo, porque está escrito que 'Ordenará a sus ángeles y éstos lo llevarán en sus manos'." Este es orgullo sectario. Porque ellos (los sectarios) dicen siempre: "Está escrito que..." Y la tercera tentación fue: "Inclínate ante mí": esta es la tentación en la que han caído los ateos... por eso dicen ellos: "Si Cristo venció todas esas tentaciones, que nos demuestre que también nosotros podemos hacerlo".
No guardes esas ideas, hijito, porque vienen del demonio. ¿Cuál es el problema si no logras sentir el olor a mirra de los restos de los santos? Más bien, ponte a pensar en los hechos de ellos, en su ejemplo de vida...
Aquí, un pequeño ejemplo de lo que hace la fe:
Había una vez un par de ancianos, que querían ir a Jerusalém. Uno de ellos se enfermó al nomás comenzar el camino y tuvo que regresarse. El otro logró ir más lejos, pero la barca en la que iba fue azotada por las olas, destruyéndose, por lo que de milagro se salvaron sus tripulantes y pasajeros. Entonces, ya estando a salvo, nuestro hombre se acordó de su amigo que no había podido completar ni siquiera el principio del viaje, y rompiendo un pedacito de madera de los restos del barco, lo guardó en su bolsa y se lo llevó consigo de regreso a casa. Ya en su pueblo, se dirigió a la casa de su amigo enfermo, pero evitó contarle que no había logrado llegar a Jerusalém. Entonces, el enfermo le preguntó: "¿Me trajiste, al menos, un pedacito de madera de la Santa Cruz?" Y el otro respondió: "Sí, por supuesto!". Y le dió el pedacito de madera que había roto de la cubierta del barco. Y con tanta fe le rindió veneración el enfermo, que inmediatamente sanó de su enfermedad. Y, aún más, muchos milagros fueron hechos con ese pedacito de madera de barco, del que todos suponían era parte de la Santa Cruz.
He aquí lo que puede la fe. Esos consiguieron la salvación, esos se salvarán, aquellos que crean, los que crean sin permitirse dudar.".
Fuente: sfaturiortodoxe.ro
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