27 de julio, San Panteleimón.
Cada año, el 27 de julio, la Iglesia celebra a San Panteleimón o Pantaleón - como también se le conoce - llamado "doctor sin paga", quien fuera martirizado a sus 29 años de vida, en tiempos de las persecuciones desatadas por el emperador romano Diocleciano (284-305), en la ciudad de Nicomidia en el Asia Menor.
Se le llama "doctor sin paga" porque, siendo médico se convirtió al cristianismo, repartiendo entre los necesitados todos sus bienes y dedicándose al ejercicio de su profesión sin aceptar nada a cambio. La piedad popular empezó a venerarlo casi inmediatamente después de su muerte de mártir, convirtiéndose así en patrono de los médicos y auxilio de los enfermos.
San Panteleimón nació alrededor del año 275 en la ciudad de Nicomidia en la provincia de Bitinia, en una familia noble. Recibió al nacer el nombre de "Pantaleón", que traducido del griego significa "fuerte como un león". Su padre Eustorgio era senador del emperador Galerio Maximiano (286-305), en un régimen en el que el cristianismo era cruelmente perseguido. A pesar de esto, su mamá, Eucuba, decidió seguir a Cristo y de esta manera también empezó a educar al pequeño Pantaleón. Sin embargo, Eucuba murió a los pocos años. (Por su dedicación a Dios y la amorosa enseñanza que dejó en su hijo, ella también fue canonizada y se le recuerda cada 30 de marzo)
Quedándose solo con su padre, Pantaleón fue obligado a olvidar la formación cristiana que había recibido de su mamá, y enviado a estudiar medicina cuando dejó la adolescencia. Discípulo del famoso médico Eufrosino, se dedicó con esfuerzo a la ciencia médica, tanto que el mismo emperador Maximiano le hizo llamar para que fuera su médico personal.
En esos días, las persecuciones contra los cristianos se encontraban en su auge, pudiéndose poner como ejemplo que en Nicomidia, sólo en el año 303, fue quemada la iglesia de la ciudad, precisamente cuando era oficiada la Santa Liturgia, muriendo todos los fieles ahí presentes (la Iglesia recuerda este hecho cada 28 de diciembre). Entre los presentes en aquel hecho infausto se encontraba San Antimo, obispo de la ciudad, quien logró escapar junto al sacerdote Ermolao. Éste último, huyendo de la tragedia, se refugió en una casa. Porque pasaba cada día frente a esa misma casa, en su camino hacia la Escuela de Medicina, el joven Pantaleón fue llamado una vez desde dentro, por Ermolao, para preguntarle algunas cosas. Así empezó a comprender Pantaleón que la ciencia médica no fructifica si no se basa en el amor de Cristo, que todo lo sana y salva, sin esperar nada a cambio. Los días pasaban de esta manera, asistiendo a la Escuela de médicos y visitando a Ermolao, quien también le compartía sus conocimientos en materia de la fe. En uno de esos paseos, Pantaleón vió en su camino cómo un niño era atacado por una serpiente venenosa, muriendo el pequeño casi instantáneamente. En ese momento comprendió Pantaleón que aquella era la oportunidad para poner en práctica las enseñanzas sobre la fe que le compartía Ermolao, por lo que, arrodillándose junto al niño, invocó la ayuda del Salvador. Inmediatamente el niño se levantó y la serpiente, que aún estaba a la vista, murió. Ante esto, Pantaleón corrió a la casa donds se escondía Ermolao y le rogó que lo bautizara. Así lo hizo el piadoso sacerdote, quien durante una semana completa se dedicó a explicarle el significado de éste y los demás sacramentos.
Llegó a oídos del emperador que Ermolao todavía vivía y que en secreto celebraba los sacramentos del Señor, por lo que envió a que lo capturaran, siendo decapitado el año 305 (la Iglesia lo recuerda el 26 de julio). Pantaleón decidió entonces mantener en secreto su cristianismo, aunque insistiendo a su padre que abandonara sus prácticas paganas. Un día, el senador fue visitado por un ciego que había gastado toda su riqueza con médicos, sin lograr recuperar la vista, ni siquiera en una mínima proporción. Llamando a su hijo para que viniera a examinar a aquel hombre, ambos ancianos oyeron decir a Pantaleón que le sanaría con el poder de su "Señor". Entonces hizo la señal de la cruz sobre los ojos del ciego y oró a Cristo que lo sanara, lo que efectivamente sucedió.
Reconociendo que por medio del poder de Dios había sido sanado, aquel hombre le pidió ser recibido entre los cristianos. Fue bautizado no sólo él, sino también el mismo senador, padre de Pantaleón, quien había sido testigo del milagro. Poco tiempo después, murió Eustorgio, dejando toda su fortuna a Pantaleón. Conociendo las palabras del Hijo de Dios, que llama al hombre a heredar la vida eterna "Vende todo lo que tengas y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el Cielo", el joven médico repartió todo lo que había recibido en herencia, liberó los esclavos que tenía su padre y se dedicó a atender a los más necesitados, a los que, en pago, les pedía sólo que creyeran en Cristo, por cuya misericordia eran sanados.
El tiempo pasaba y cada vez más personas venían a encontrar alivio para sus problemas de cuerpo y alma en las manos y sabiduría de Pantaleón. Por esto, los otros médicos de Nicomidia empezaron a sentir envidia hacia él y a buscar la manera de alejarlo. Poco tiempo después, vino a buscarlo un cristiano que había sido torturado precisamente por órdenes del emperador. Encontrando la oportunidad esperada, cuando supieron esto los otros médicos denunciaron a Pantaleón ante el emperador por haber curado un cristiano. Fue llamado como testigo aquel hombre sanado de la vista; cuando a éste le fue preguntado cómo lo había curado Pantaleón, respondió que por medio del nombre de Cristo había recuperado la facultad de ver la luz, la verdadera luz, la de la fe. Furioso, el emperador mandó a decapitar a este hombre, quien también es recordado cada 27 de julio por la Iglesia.
Aunque apreciaba a Pantaleón por su devoción a la medicina y los servicios que incluso a él le eran de valor, el emperador Maximiano no podía tolerar que su propio médico fuera cristiano. Sin embargo, intentó hacer renunciar a Pantaleón al cristianismo, para no tener que ejecutarlo. Es importante mencionar que en Nicomidia era muy extendido el culto al dios de la medicina, Esculapio. Siguiendo a Cristo, Pantaleón se apartaba del emperador y del dios al que éste adoraba. Así, durante el juicio que se le hizo a Pantaleón, fue llevado ante él un paralítico al que ningún médico había logrado sanar. En ese momento, algunos de los médicos fieles al emperador comenzaron con oraciones a Esculapio, sin ningún resultado. Luego, Pantaleón se acercó al enfermo y, haciendo una oración a Dios, lo tomó de la mano y despacio logró levantarlo, en el nombre de Cristo. Con esto, en vez de ser condenado un cristiano, muchos paganos conocieron el poder de Dios y se convirtieron al cristianismo.
Porque ni las promesas de salvarle la vida a cambio de su renuncia al cristianismo, ni las amenazas de las torturas que le esperaban en caso de negarse, nada convenció al joven médico de renunciar a su fe, por lo que el emperador emitió la orden de castigarle. Todos los primeros intentos por doblegarle eran inútiles ante el que era "fuerte como un león". Las armas e instrumentos de tortura parecían inservibles o no lograban desgarrarle las carnes, porque el poder de Dios estaba con él, protegiéndole. Viendo entonces que de ninguna manera lograban someterle, el emperador ordenó que lo decapitaran. Sucedió entonces algo milagroso: al levantar la espada para cortar la cabeza al Santo, el verdugo vió cómo el metal de ésta se derretía como cera ante el fuego. Nuevamente muchos soldados decidieron seguir a Cristo al ver otro milagro. Aún así, sabiendo que llegaba su último momento, Pantaleón elevó su oración a Dios, para que le permitiera llegar a Él. Recibió entonces como respuesta: "Siervo fiel, tu oración ha sido escuchada, porque para tí las puertas del Cielo ya están abiertas y tu corona ya te espera. Desde este momento tú serás refugio de los que no tienen esperanza, auxilio de los que sufren, sanador de enfermos y terror de los demonios. Por esto tu nombre ya no será Pantaleón, sino Panteleimón", que quiere decir "muy misericordioso". Y luego de esto, entregó su alma al Señor mientras el verdugo conseguía finalmente herirle de muerte, el 27 de julio del año 303. Sus restos fueron guardados por unos soldados, que luego de ser testigos de hechos tan maravillosos habían abierto su corazón al Señor; fue enterrado en propiedad de Arnatios Escolástico. Desde entonces, ha sido venerado como un santo y pedacitos de sus huesos se conservan en distintos monasterios e iglesias.
Con información traducida de apologeticum.wordpress.com
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