Sobre la oración. Padres del Monasterio Optina.
- El poder de la oración no está en repetir muchas palabras, sino en la sinceridad de tu sentimiento al orar. (San Nectario de Optina)
- No esperen de la oración una especie de éxtasis y no se entristezcan entonces cuando no sienten felicidad al orar. Porque sucede también que estando en la iglesia puedas sentir que dentro no tienes corazón, como si fueras un pedazo de madera, pero un trozo de madera que debe ser todavía tallado, trabajado… Bueno, también por esto, por conocerte a ti mismo en ese estado “de madera”, también por esto el Señor se apiada de uno. Porque talvez así deba sucederte. Porque el alma, experimentando alegrías demasiado grandes, se puede envanecer, mientras que ese estado de “maderación” le ayuda a volverse humilde. (San Barsanufio)
- Debemos repetir con atención todas las palabras de nuestras oraciones, para llegar a su significado verdadero, sin pretender ”elevarnos” tanto. Porque, si no leemos correctamente y no estamos atentos a lo que leemos, al que alegramos es al maligno.. (San Nicón)
- Alejen sus corazones de los desvíos del mundo. Sobre todo al orar, dejen de lado cualquier pensamiento vinculado a lo puramente terrenal. Porque la oración hecha en casa o en la iglesia requiere de silencio absoluto, para mantener ese estado de meditación en el alma. Algunas veces una simple palabra, aparentemente insignificante, puede afectar o asustar a una pequeña ave, semejante a nuestra propia alma. (San Nicón)
- Debemos saber cómo mantener el fruto de la oración. Éste se daña, se pierde rápidamente y a menudo, debido al palabrerío inútil que utilizamos justo después de orar; también es bueno tener cuidado con esa forma de soñar despiertos, porque los sueños también son una forma de palabras vacías, pero sólo con nosotros mismos. Así, el silencio después de la oración es lo más recomendable: nos ayuda a mantener nuestra oración en mente, en el corazón y en los labios… en nuestro oído interior espiritual. (San Nicón)
- No debemos atribuir a nuestras oraciones un poder milagroso; no es bueno esperar que el Señor haga todo lo que le pedimos. Pensar así no es más que una expresión de nuestro propio orgullo y nos lleva al error. (San Hilarión)
- En todo momento, sea lo que sea que hagas, estando sentado, cuando camines, cuando trabajes, no olvides repetir con tu corazón: “Señor, ten piedad!” (San Nectario)
- De los principiantes Dios no pide una oración elaborada; ésta se obtiene con trabajo y después de mucho tiempo, así como dicen los Santos Padres: “Dios da la oración a aquel que ora...” (San Hilarión)
- Cuando no tengas mucho tiempo para orar, conténtate con el poco que dispongas, y Dios tomará en cuenta tu esfuerzo. Recuerda siempre que a Dios le agrada que tu oración tenga la vehemencia del publicano y evita valorar tu propia oración: esto corresponde sólo a Dios y no a ti. (San Macario)
- La oración es algo tan especial, que, aún viviendo varios años en un monasterio, no lo terminas de aprender; así, de momento, ora de la forma que puedas, pero manteniendo el espíritu de aquel publicano. (San Ambrosio)
Traducción libre del texto publicado en razbointrucuvant.ro Foto: ortodoxia.md
2 comentarios:
¡Me han gustado mucho! Todo son maneras humildes de comportarse cuando oras. La humildad es lo contrario al pecado de Adan, (el orgullo). Me gusta que la Iglesia Ortodoxa, le de tanta importancia a la humildad como camino de vida cristiano. Muchas gracias.
buen video y preciosa enseñanza.
Publicar un comentario