El Gran Cisma de 1054, parte V y última. Doctrinas erróneas de la Iglesia Católica.
La unidad de las Iglesias es ante todo una unidad en la fe y no una unidad puramente administrativa; ciertamente, la unidad administrativa no puede ser más que una expresión de una fidelidad común frente a la verdad. Si la unidad en la fe pudiera ser determinada por un organismo visible y permanente, las controversias dogmáticas de los primero siglos, los sínodos y la lucha de los Padres no hubieran tenido ningún sentido. Todavía hoy, cualquier re-adhesión a la Iglesia de las comunidades separadas, presupone en modo único e inevitable, un acuerdo sobre la fe.
Entre la Iglesia de Roma y la Iglesia Ortodoxa, cualquier futuro diálogo necesitará así, inexorablemente, ser llevado a cabo más allá del rol que puede asignársele por parte del sistema eclesiástico romano en referencia a las Iglesias locales y al obispado.
Según el Concilio Vaticano I, el Papa es el máximo juez en materia doctrinaria y, asimismo, ejercita una jurisdicción “inmediata” sobre todos los católicos. Y, según el Concilio Vaticano II – defraudando todas las esperanzas puestas en dicho cónclave, y aunque a las afirmaciones categóricas de 1870 se les hace alguna corrección (especialmente en la definición de “obispado” que, en algunos aspectos coincide con los principios eclesiales ortodoxos) – el Papa Pablo VI “ha subordinado el colegio episcopal a la autoridad del primado papal”, algo que no sucedió en el Concilio Vaticano I, diciendo que “el colegio o cuerpo episcopal – se subraya en esta decisión del Concilio II – no tiene autoridad por sí mismo; únicamente junto al pontífice romano, sucesor de Pedro, y el poder del primado permanece íntegro sobre todos, tanto pastores como fieles”.
La Iglesia Católica enseña erróneamente los siguientes puntos doctrinarios más importantes:
a. Filioque.
La Iglesia Católica dice que el Espíritu Santo proviene del Padre y del Hijo. Este error dogmático es el punto más difícil. El Santo Evangelista Juan dice que “El Espíritu Santo procede del Padre” y es enviado al mundo a través del Hijo (Juan 15, 26).
b. Purgatorio.
Entre cielo e infierno, según la doctrina católica, existe un lugar “de limpieza” llamado Purgatorio, al cual van las almas de los que no expiaron determinados pecados, quienes luego van al cielo. Ni la Santa Escritura ni la Santa Tradición hablan de algo similar.
c. Supremacía papal.
El Papa es considerado la cabeza suprema de las Iglesias cristianas, más grande que todos los patriarcas, “vicario” de Cristo en el mundo, llamándose sucesor de San Pedro, posición no reconocida por la Iglesia Universal.
d. Infalibilidad papal.
El Concilio Vaticano I de 1870 reconoció la “infalibilidad papal”, diciendo que el Papa no puede equivocarse como persona, en materia de fe, cuando predica, haciéndolo igual a Dios, lo que constituye un dogma nuevo, rechazado por la Iglesia Ortodoxa*.
e. Pan ácimo.
Se utiliza pan ácimo para la Santa Eucaristía, cual hebreos, en lugar de utilizar pan con levadura.
f. Inmaculada Concepción.
Se enseña que la Virgen María nació del Espíritu Santo, sin pecado original.
g. Transubstanciación.
En la preparación de los Santos Dones, los católicos no realizan ninguna oración invocando al Espíritu Santo, como hace la Iglesia Ortodoxa en la Epíclesis. Ellos dicen que los Dones se santifican solos, cuando se dice “Toman y coman…” y las otras fórmulas. No tienen una oración para el descenso del Espíritu Santo sobre los Dones.
h. Celibato de los sacerdotes.
Los sacerdotes católicos no se casan. Son célibes, en contra de las decisiones de los Sínodos ecuménicos, que determinaron que los sacerdotes “de parroquia” deben tener familia. Asimismo, la ordenación que hacen de los nuevos sacerdotes no se lleva a cabo por imposición de manos – como enseñaron los Santos Apóstoles y los Santos Padres – si no por unción, como en la Ley Antigua.
i. Indulgencias papales.
La doctrina sobre las indulgencias, que explica que a través de la compra de determinados “billetes”, otorgados por el Papa, se perdonan los pecados. Ellos afirman que los santos tienen demasiadas obras buenas acumuladas, tanto que no saben qué hacer con ellas, y se las dan al Papa, para que él venda éstos “méritos” y así puedan perdonarse los pecados de aquellos que no han hecho suficientes buenas obras.
j. Unción (Confirmación)
Los católicos no ungen los niños inmediatamente después del bautizo, sino muchos años después, y únicamente el obispo tiene el derecho de hacerlo.
Además, la Iglesia Católica comete las siguientes equivocaciones:
- Los niños no pueden comulgar una vez que han sido bautizados, sino hasta después de un número determinado de años, por lo que muchos pequeños mueren sin haber comulgado en su vida.
- Se da la comunión sin exigir vehementemente una confesión previa de los pecados.
- Se da la comunión a los fieles únicamente con el Cuerpo, más no con la Sangre del Señor.
- Se administra el bautizo únicamente con aspersión de agua, sin sumergir a la persona.
- Tolerancia en el consumo de alimentos de origen animal en el Ayuno Mayor, en Cuaresma.
- Celebración de varias liturgias en el mismo día, en el mismo altar.
- Los sacerdotes y diáconos no comulgan del mismo cáliz que los fieles.
- Se puede comulgar en el nombre de otra persona.
- El cuerpo monacal, que según la ordenanza eclesial es sólo uno, ha sido dividido por la Iglesia Católica en multitud de congregaciones u órdenes.
- Debido al celibato obligatorio del clero, la moralidad pública se resiente.
Incluso en el culto, la Iglesia Católica ha introducido distintas innovaciones que le alejan de la Iglesia de los primeros siglos, como por ejemplo: ausencia de la Proscomidia en la misa, imágenes esculpidas, música instrumental, adoración del corazón de Nuestro Señor Jesucristo, y otros.
Así pues, debido a estas desviaciones dogmáticas, canónicas, litúrgicas y tradicionales, llamamos “cismáticos” a los católicos y no podrá existir unidad con ellos mientras continúen propagando las mencionadas herejías.
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* La infalibilidad papal fue combatida con fuerza incluso por algunos grandes teólogos católicos, como Friedrich, Döllinger, Hefele y otdos, incluso en el sínodo del Vaticano, lo que determinó que sucediera una escisión, de los que luego tomaron el nombre de “Vetero-católicos”. Asimismo, en contra de la infalibilidad papal se ha levantado también una corriente llamada “modernista” de la teología católica.
(Extraído y traducido de "Călăuză în Credinţa Ortodoxă". Por el Archimandrita Cleopa Ilie. Editura Mănăstirea Sihăstria. Rumanía, 2007. Páginas 21-33)
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