Otro texto sobre la compasión que agrada a Dios.

domingo, julio 03, 2011 Posted by JDavidM


(Palabras de Everghitinos sobre la piedad)
"Fui a visitar, alguna vez, al anciano José, en Enat. Y ahí econtré también al sabio Sofronio. Y, he aquí que alguien que también estaba de visita, proveniente de Aila, quería darle al anciano tres monedas, diciendo: "Recibe esto, venerable padre, para que ores por mi barco, que ha partido ya hacia Etiopía con todo su cargamento". Más el anciano no le puso ninguna atención. Entonces, Sofronio le dijo: "Recíbelas, padre y dáselas a algún hermano que tenga necesidad". El anciano respondió: "Es una verguenza doble, hijo, tomar lo que no necesito y con mis manos podar espinas ajenas. Si pudiera, podaría las espinas de mi alma. Porque está escrito, que si has de sembrar, que lo hagas con tus propias semillas. Porque aquellas ajenas, más amargas son que la maleza. Y, aún más, hijo, ni siquiera es algo que te ayude espiritualmente".

Dijo entonces Sofronio: "Pero, ¿Por mucho que uno haga ayudando al otro, no es tomado en cuenta por Dios?" Respondió entonces el anciano: "Hijo, son muchas las particularidades y el objetivo de la compasión. Porque hay quien ayuda a los demás, esperando que así Dios le bendiga su casa, y Díos así lo hace. Otro, ayuda a los demás, encomendando la protección de su embarcación, y Dios protege ese barco. Otro, pensando en sus hijos, y Dios así lo hace, los protege. Otro, lo hace para ser elogiado, y Dios le elogia. Y Dios no abandona a ninguno, sino que les da lo que le piden, para que su alma no sufra por este motivo. Pero todos estos, lejos están de su verdadera recompensa. Porque, según la finalidad con la que ayudaron al otro, así ya les pagó Dios, por lo que ya no les es deudor con nada cuando les llegue el momento de partir de este mundo. Entonces, tú que quieres ayudar al otro, hazlo en primer lugar pensando en la salvación de tu alma y, cualquier cosa que además necesites, te la dará Dios igualmente. Porque está escrito que Dios te dé según tu propio corazón. Y, otra vez, busquen en primer lugar el Reino de Dios y su justicia, es decir, las cosas del alma, y lo demás vendrá por añadidura. Porque hay algunos que, creyendo que hacen caridad, lo único que consiguen es enojar a Dios".

Ante esto, Sofronio dijo: "Explícanos, por favor, maestro, lo que acabas de decir". Entonces aquel respondió: "Dios mandó que las primeras dentre las semillas a sembrar, los primeros frutos recibidos, los primogénitos de los animales, se le lleven a Él, para la bendición de todos los demás y para el perdón de los pecados. Se le ofrezcan a Él, incluso, los primogénitos de entre los hijos. Pero los ricos hacen lo contrario. Todo lo bueno se lo quedan para ellos y, aquello que no necesitan para nada, es lo que dan a los pobres y a sus semejantes. Es decir, consumen el mejor vino y el que ya empieza a adquirir gusto a vinagre, o que ya no sirve, se lo dan a las viudas y a los pobres. Los mejores frutos los comen ellos, y los que ya empiezan a podrirse, lo dan de limosna. Lo mismo con la ropa: compran y visten de los mejores vestidos, y los que ya están gastados y viejos, los arrojan a la bolsa de los que "lleguen a pedir". Incluso con los hijos sucede lo mismo, porque los mejor crecidos los preparan para el casamiento, haciendo de esto un objetivo de vida, más los hijos que han crecido enfermos o incapacitados, los llevan a los monasterios para que Dios los cuide. Por todo esto, lo que estas personas ofrezcan a Dios, no es bien recibido por Él.

Debemos recordar que Caín, llevando su ofrenda, no sólo no satisfizo a Dios, sino que incluso lo enojó. Porque, si entre nosotros como humanos buscamos ofrecernos, de entre todo lo que nos parece que es lo mejor para así honrarnos, con mucha más razón es nuestro deber ofrecérselo a Dios, Creador nuestro del que hemos recibido todo. Si queremos agradarle a través de nuestra piedad, obligados estamos a ofrecerle lo mejor de lo que tenemos (...) Así como el sacrificio de Noé, siendo ofrenda de humo, satisfizo al Señor, también así la ofrenda que en apariencia es buena, puede no ser agradable al Señor. Como el caso de la ofrenda e incienso de los hebreos, a los que Dios les dijo a través del profeta: "Vuestro incienso me es desagradable".

Esto fue lo que nos dijo el anciano José. Y nosotros, guardandos sus palabras, comenzamos a salir del lugar, y entonces nos dijo todavía: "Hijos, el sábado próximo, vengan nuevamente a visitarme, porque necesito que me ayuden con algo". Y así hicieron; arribando a las tres, lo encontraron ya muerto. Y, luego de enterrarlo, regresaron cada uno a su lugar de origen, agradeciéndole a Dios haberlos hecho merecedores de cuidar de un santo como aquel.
Gloria a Dios, ahora y siempre, por los siglos de los siglos, Amén!"


Traducción libre de un texto publicado e "Proloagele". Vol. II. Editura Bunavestire. Bacau, 1999. Pág. 878.

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