Paso a paso en la Ortodoxia

No es posible que el alma que ama al Señor no ore, porque es atraída hacia Él por medio de la gracia conocida en la oración.
Para orar nos han sido dadas las iglesias; en las iglesias los servicios litúrgicos son realizados por medio de determinados libros. Si no tienes a mano alguna iglesia o uno de esos libros de oraciones, tu propia oración interior está, de todas formas, siempre y en cualquier lugar contigo. En las iglesias se realizan los servicios divinos y ahi está el Espíritu Santo, pero la mejor iglesia de Dios es el alma, y para aquel que ora con el alma, todo el mundo es una iglesia; más esta virtud no está en todos.
Muchos oran con los labios y les gusta leer oraciones en libros, y esto es algo bueno, porque Dios recibe su oración y les muestra su misericordia. Pero si al orar de esta manera la persona tiene sus pensamientos en otra parte, el Señor no escucha esa oración.
El que ora por costumbre no permite que la oración haga cambios en él. Pero el que ora con su corazón, en éste sí se cambian muchas cosas; es una lucha con el enemigo, una lucha consigo mismo, con sus aflicciones, una lucha con los demás y en todo esto debe tener valentía.
Pide consejo de quienes te puedan guiar a través de su propia experiencia en la oración. Ora con humildad al Señor y por tu humildad el Señor te escuchará.
Si nuestra oración es agradable al Señor, el Espíritu de Dios da testimonio de esto en el alma.

El que ama al Señor, se recuerda siempre de Él, y de éste pensar en Dios nace la oración. Pero, si no te acuerdas de Él, tampoco le oras y tu alma no permanecerá en el amor de Dios, porque a través de la oración viene la gracia del Espíritu Santo. A través de la oración la persona se guarda de pecar, siendo que, orando, su mentese ocupa hacia Dios y con espíritu humilde permanece ante su Santo Rostro, conocido por cada alma que ora.

Si quieres conocer al Señor, házte humilde hasta el límite, sé obediente y ten auto-dominio en todo, ama la verdad, y sin duda el Señor te hará conocerlo a través del Espíritu Santo; entonces, sabrás por experiencia lo que es el amor de Dios y cuál es su amor por la humanidad. Y, cuando más perfecto es el amor, más perfecto es también el conocimiento.

Aquel que teme pecar, ése ama al Señor; el que tiene roto el corazón, ése ama mucho más; el que tiene en el alma luz y alegría, ése ama aún mucho más; pero el que tjavascript:void(0)iene la gracia en el alma y el cuerpo, ése tiene el amor perfecto. Esta forma de gracia es dada por el Espíritu Santo a los que sufren por Dios y Él les ayuda a soportar con fuerza todo tipo de penas.

(Tomado y traducido de "Intre iadul deznadejdii si iadul smereniei. Insemnari duhovnicesti". Cuviosul Siluan Athonitul. Editura Deisis. Sibiu, 2001).