La Resurrección del Señor, Iglesia Ortodoxa.
La Resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra Fe. La Resurrección de Cristo es la primera, la más importante y la más grande Verdad, con la proclamación de la cual los apóstoles empezaron su evangelización. Así como la muerte de Cristo en la Cruz limpió nuestros pecados, así su Resurrección nos da la Vida Eterna. Por esa razón la Resurrección de Cristo es un fuente de alegría, de inagotable regocijo que llega a su punto más alto durante la celebración de la Pascua Cristiana.
En este artículo, vamos a contarles cómo sucedió la Resurrección de Jesucristo, les mostraremos la relación entre la Pascua del Antiguo Testamento y la Pascua del Nuevo Testamento; les traeremos las profecías del Antiguo Testamento acerca de la Resurrección del Salvador; les contaremos acerca del significado que tiene la Resurrección de Cristo para nuestra vida y para la vida de la Humanidad entera. Al final les traeremos los principales momentos de la Liturgia Divina de Pascua y el Canon Pascual.
Los Eventos de La Resurrección.
Probablemente, no hay hombre sobre la tierra que no haya oído acerca de la Muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo, pero al mismo tiempo, aun y cuando los hechos de su muerte y Resurrección sean tan ampliamentemente conocidos, su esencia espiritual, su sentido intrínseco es un misterio de la Sabiduría de Dios, de Su Justicia y de Su infinito Amor. Las mentes humanas más brillantes se han inclinado impotentes ante este incomprensible misterio de la Salvación. Sin embargo, los frutos espirituales de la muerte y Resurrección del Salvador son accesibles a nuestra fe y palpables al corazón. Y gracias a la capacidad dada a nosotros de percibir la Luz espiritual de la Verdad Divina, nosotros estamos seguros que el Hijo de Dios Encarnado voluntariamente murió en la Cruz para limpiar nuestros pecados y resucitó para darnos la Vida Eterna. En esta convicción se fundamentan nuestras creencias religiosas.
Ahora brevemente recordaremos los principales eventos relacionados con la Resurrección del Salvador. Como narran los Evangelistas, Nuestro Señor Jesucristo murió en la Cruz el viernes, cerca de las tres de la tarde, la víspera de la Pascua Hebrea. Aquel mismo día, una vez llegada la noche José de Arimatea, hombre rico y devoto, junto con Nicodemo bajaron de la Cruz el cuerpo de Jesús, lo envolvieron en lienzos con especias aromáticas, según era costumbre sepultar entre los judíos y lo pusieron en un sepulcro de piedra. Este sepulcro José de Arimatea lo labró en una peña para su propio funeral, pero por su amor a Jesús se lo cedió a El. Este sepulcro está en el huerto de José junto al Gólgota donde crucificaron a Cristo.
José de Arimatea y Nicodemo eran miembros nobles del Concilio o Corte Suprema Judía y al mismo tiempo eran secretamente discipulos de Jesús. En la entrada al sepulcro donde pusieron a Jesús ellos colocaron una gran piedra. Jesús fue sepultado presurosamente y no siguiendo todas las reglas, porque esa misma noche empezaba la celebración de la Pascua judía.
Aún y cuando era el día de reposo el sábado por la mañana, los principales sacerdotes fueron a Pilatos y le pidieron permiso para poner a la entrada del sepulcro soldados romanos para resguardar la tumba. Entonces ellos fueron y asegurando la piedra, la sellaron. Todo esto fue hecho por prevención, ya que ellos recordaban lo que había dicho Jesucristo que resucitaría al tercer día después de su muerte. De esta manera las autoridades judías sin siquiera sospecharlo prepararon las pruebas irrefutables de la resurrección de Cristo que vendría al día siguiente.
¿Dónde estuvo el Señor con su Alma después de su Muerte? Según la creencia de la Iglesia, El bajó al Infierno con su mensaje evangelizador de Salvación y sacó de ahí a las almas que en El creyeron (1 Pedro 3:19).
Al tercer día después de su muerte, el día Domingo, temprano por la mañana, cuando aún estaba oscuro y los soldados cuidaban en sus puestos la tumba sellada, nuestro Señor Jesucristo resucitó de entre los muertos. El misterio de la Resurrección, así como el misterio de la Encarnación son incomprensibles. Nosotros con nuestra débil inteligencia entendemos este suceso como que en el momento de la Resurrección el alma de Dios Hombre regresó a su cuerpo, después de lo cual el cuerpo tomó vida y se transfiguró haciéndose incorruptible y espiritual. Después de esto Cristo Resucitado abandonó la tumba sin quitar la piedra y sin romper el sello. Los soldados no vieron lo que sucedió en la tumba y después de la Resurrección continuaban cuidando el sepulcro vacío. Luego sucedió un terremoto cuando un Angel de Dios bajó del Cielo, removió la piedra de la puerta y se sentó en ella. Su aspecto era como un relámpago y su vestido era blanco como la nieve. Los soldados al ver al Angel se asustaron y huyeron.
Ni los discípulos de Jesús, ni las mujeres miróforas sabían algo acerca de lo ocurrido. Porque como el funeral de Jesucristo fue realizado presurosamente, entonces las mujeres quedaron de acuerdo que al día siguiente después de la celebración de la Pascua, o sea el domingo, irían al sepulcro y terminarían de ungir el cuerpo del Salvador con especias aromáticas. Ellas no sabían nada acerca de la guardia romana que resguardaba el sepulcro, ni tampoco acerca de que la tumba estaba sellada. Cuando empezó a amanecer, María Magdalena, María la madre de Jacobo y Salomé y otras mujeres devotas, salieron hacia el sepulcro con especias aromáticas. De camino al sepulcro pensaban: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? ya que como explica el evangelista la piedra era enorme. De primera llegó al sepulcro María Magdalena. Ella al ver la tumba vacía corrió a los discípulos Pedro y Juan y les dijo que había desaparecido el cuerpo del Maestro. Un poco después llegaron al sepulcro las demás mujeres. Ellas vieron en la tumba a un joven sentado al lado derecho y vestido de ropa blanca. El misterioso joven les dijo a ellas: "No se asusten, pues yo sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado, El resucitó. Vayan y díganle a los discípulos que ellos lo verán a El en Galilea." Con gran emoción por la inesperada noticia, ellas salieron rápidamente hacia donde estaban los discípulos.
Entre tanto los apóstoles Pedro y Juan al escuchar de María lo sucedido, corrieron al sepulcro, pero al encontrar allí solamente los lienzos y el sudario que había estado sobre la cabeza de Jesús, regresaron a casa en una gran incertidumbre. Después de ellos María Magdalena regresó a la tumba de Cristo y rompió en llanto. Al mismo tiempo ella vio en la tumba dos ángeles con vestiduras blancas que estaban sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde el cuerpo de Jesús había sido puesto. Y los ángeles le preguntaron a ella por qué lloras? Ella les dijo: Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde le han puesto. Cuando había dicho esto vio a Jesús que estaba allí, pero no lo reconoció. Jesús le dijo: Mujer y por qué lloras? ¿A quién buscas? Ella pensando que era el hortelano le dijo: Si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo llevaré. Entonces le dijo a ella: ‘¡María!’ Ella habiendo escuchado esa voz conocida se volvió hacia Jesús y, reconociéndolo, exclamó: ‘¡Maestro!’ Y se inclinó a sus pies. Pero el Señor no le permitió que lo tocara, sino más bien le ordenó que fuera a donde estaban los discípulos y le contara acerca del milagro de la Resurrección.
Esa misma mañana los soldados fueron a los principales sacerdotes y les comunicaron acerca de la aparición del Ángel y de la tumba vacía. Esa noticia preocupó mucho a los líderes judíos: se habían cumplido sus angustiosos presentimientos. Ahora ellos debían preocuparse de que el pueblo no creyera que Jesús resucitó. Se reunió el concilio y le dieron mucho dinero a los soldados que cuidaban el sepulcro ordenándoles difundir el rumor de que los discípulos de Jesús se robaron el cuerpo durante la noche cuando los soldados dormían. Así lo hicieron los soldados y así el rumor acerca del robo del cuerpo del Salvador se mantuvo largo tiempo en el pueblo.
Durante el primer día de su Resurrección, El Señor varias veces apareció ante sus discípulos, los cuales huían de persecución solos o en grupos por distintas partes de Jerusalén. Según la tradición de la Iglesia Jesús primeramente se le apareció a Su Madre para consolar su dolor materno. Luego El Señor apareció a las mujeres miróforas diciédoles, "Alégrense!" Y estas mujeres se apresuraron a compartir esta alegre noticia con los demás apóstoles. Ese mismo día El Señor se les apareció también al apóstol Pedro y a dos discípulos Lucas y Cleopas en el camino a Emaús. Por la noche El Señor se les apareció a todos los apóstoles, los cuales se reunieron para hablar acerca del rumor de su Resurrección. Por temor a los judíos, los apóstoles se encerraron en una casa en Jerusalén, según la tradición en el aposento alto de Sión que fue donde se llevó a cabo la Ultima Cena y donde siete semanas después de la Pascua durante el Pentecostés el Espíritu Santo descendió a los Apóstoles.
Una semana después de esto, el Señor de nuevo apareció ante los apóstoles y entre ellos al apóstol Tomás, que no había estado durante la primera aparición del Salvador. Para disipar las dudas de Tomás acerca de su resurrección, el Señor le permitió tocar sus heridas y habiendo creído Tomás cayó a sus pies exclamando: "¡Señor Mío y Dios Mío!" Como narran los Evangelistas, después de su Resurrección durante un periodo de cuarenta días varias veces más se apareció ante sus apóstoles, conversaba con ellos y les daba las últimas exhortaciones. Un poco antes de su Ascensión, el Señor se les apareció a mas de quinientos creyentes.
En el cuadragésimo día después de su Resurrección, el Señor Jesucristo en presencia de sus apósto1es ascendió al Cielo y desde entonces "Él permanece a la derecha del Padre." Los apóstoles por su parte, animados por la Resurrección del Salvador y por su gloriosa ascensión, regresaron a Jerusalén, esperando el momento cuando el Espíritu Santo descendería sobre ellos como se los había prometido a ellos el Señor.
Las dos Pascuas.
Como nosotros sabemos, los tiempos del Antiguo Testamento fueron un período de preparación del pueblo hebreo para la venida del Mesías. Por esta razón algunos sucesos de la vida del pueblo hebreo, principalmente las predicciones de los profetas tenían relación con La Venida de Jesucristo y el comienzo de los tiempos del Nuevo Testamento. La Ley del Antiguo Testamento, según palabras del Santo Apóstol Pablo, "fue ayo para llevarnos a Cristo" (ayo=persona encargada de la custodia o crianza de un niño) y "sombra de los bienes venideros" (Galatas 3:24; Hebreos 10:1).
El más importante evento en la historia del pueblo hebreo, fue su liberación de la esclavitud Egipcia en la época del profeta Moises 1500 años antes de nacimiento del Cristo. Este evento quedó grabado en la celebración nacional hebrea de la pascua, en la cual se conmemoraban también otros eventos relacionados con la liberación de la esclavitud en Egipto. La derrota por un Angel de los primogénitos egipcios y el perdón para los hebreos en cuyas casas habían sido hechas marcas con sangre de cordero; (de allí la palabra Pascua que significa pasa de largo, Exodo 12:11-13).
El milagro de cruzar el Mar Rojo y la muerte de las tropas egipcias que perseguían a los hebreos. Después el pueblo hebreo recibió la ley en el Monte Sinaí y el establecimiento de un Nuevo Pacto con Dios, después de lo cual el pueblo hebreo se considera El Pueblo de Dios. Desde entonces los hebreos al celebrar la Pascua y siguiendo las costumbres de sus antepasados, con oración, ritos y ceremonias simbólicas, comen cordero pascual.
En la significante coincidencia de la muerte y Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo con la celebración de la Pascua del Antiguo Testamento, debemos ver la indicación divina de la profunda relación interna entre estos dos eventos acerca de lo cual detalladamente escribe el Santo Apóstol Pablo en su epístola a los Hebreos.
Profecías Acerca de la Resurrección de Cristo.
Acerca de la Resurrección de Mesias testifican muchas profecías. Entre ellas hay que recordar aquellas que predecían que El Mesías va a ser no solo Hombre sino también Dios y por consiguiente va a ser inmortal por su naturaleza divina. Véase por ejemplo: Salmos 2, Salmos 45 y Salmos 110, Isaías 9:6; Jeremías 23:5; Miqueas 5:2; Malaquías 3:1. Acerca de la Resurrección del Mesías también indirectamente atestiguan los profetas que hablan acerca de su Reino Eterno, por ejemplo: Génesis 49:10; 2 Samuel 7:13; Salmos 2; Salmos 132:11; Ezequiel; Daniel 7:13, porque un Reino Espiritual Eterno supone un Rey Inmortal.
Dentro de las predicciones que directamente hablan de la Resurrección de Cristo, la más clara predicción la constituye la profecía de Isaías, que ocupa el capítulo 53 de su libro. El profeta Isaías que vivió más de 700 años antes del nacimiento de Cristo, describió los sufrimientos de Jesús con tantos detalles, como si estuviera parado al pie de la cruz, termina su narración de la siguiente manera: "Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte, aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso Dios quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Dios será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto Dios le dará parte entre los grandes y con los poderosos participará del triunfo."
Las palabras finales de esta profecía hablan directamente de que el Mesías, después de sus sufrimientos de Salvación y después de su muerte vivirá otra vez y será glorificado por Dios Padre.
Acerca de la Resurrección de Cristo predijo también el Rey David, en el Salmo 16, en el cual David, como en el nombre de Cristo dice: "A Dios he puesto siempre delante de mí, porque está a mi diestra no seré conmovido, se alegró por tanto mi corazón y se gozó mi alma, mi carne también reposará confiadamente porque no dejarás mi alma en el infierno, ni permitirás que tu santo vea corrupción. Me mostrarás la senda de la vida, en tu presencia hay plenitud de gozo, delicia a tu diestra para siempre" (Salmos 16:8-11; véase también Hechos 2:25 y Hechos 13:35).
De esta manera los profetas sentaron las bases en su pueblo de la fe en la venida y Resurrección del Mesías. Es por eso que los apóstoles con mucho éxito extendían la fe dentro del pueblo hebreo, la fe en Cristo Resucitado, sin importar los obstáculos de parte de los líderes religiosos del pueblo hebreo.
No hay oficio más resplandeciente y alegre que La Pascua Ortodoxa. La Liturgia Pascual se inicia con una procesión con la cruz de los que se han reunido para celebrar. Esta procesión va alrededor del templo, con velas encendidas y cantando: "En los cielos los ángeles cantan Tu Resurrección, Cristo Salvador y a nosotros en la Tierra haznos dignos de glorificarte con corazones puros."
Esta procesión recuerda el recorrido que hicieron las mujeres miróforas a la tumba de Jesús, muy temprano en la mañana para ungir Su Cuerpo Purísimo. Una vez que completan el recorrido alrededor del templo se estacionan ante las puertas principales, que deberán estar cerradas, y el Sacerdote empieza el Matutino con la exclamación: "Gloria a la santa, Consubstancial, Vivificadora e Indivisible Trinidad ahora y siempre..." Luego, al igual que lo hizo el Angel que dió la noticia a las mujeres que venían a ungir al Señor, de que El ya había resucitado, el sacerdote canta tres veces junto con otros Sacerdotes concelebrantes el tropario de la Pascua: "Cristo Resucitó de entre los muertos, pisoteando la muerte con Su Muerte, y otorgando La Vida a los que yacían en los sepulcros". El canto de los Sacerdotes es seguido por el coro. Después el principal Sacerdote proclama los versos proféticos del Salmo: "Levántese Dios, Sean dispersados sus enemigos y huyan de Su Presencia los que le aborrecen; desaparezcan como el humo, como se derrite la cera al calor del fuego así perezcan los enemigos de los que aman a Dios!" A cada verso se contesta cantando: "Cristo Resucitó!" Luego el Sacerdote repite el inicio del Tropario: "Cristo Resucitó de los muertos, pisoteando a la muerte con su muerte," y el coro responde "y otorgando la vida a los que yacían en los sepulcros." Entonces las puertas del templo se abren, todos entran y empieza la gran ektenia (letanía de la súplica ardiente, con cortas peticiones, a las que se contesta: "Señor, ten piedad," después de lo cual empieza el solemne canto del Canon Pascual "Día de la Gloriosa Resurrección" compuesto por San Juan Damasceno.
A la hora de cantar el Canon los Sacerdotes celebrantes inciensan totalmente el templo y saludan a los fieles con las palabras: "Cristo Resucitó" a lo cual los fieles responden: "En verdad Resucitó!" Al final del Matutino se lee el inspirado Sermón de San Juan Crisóstomo que empieza con las palabras: "Si alguien es piadoso..." El oficio usual de Las Horas no se lee y se sustituye por cantos de himnos de Pascua. La Liturgia se oficia a continuacion del Matutino. En lugar de los usuales Salmos se cantan antífonias especiales; cortas oraciones con versos; en lugar de la oración: "Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal," se canta: "Aquellos bautizados en el Nombre de Cristo."
En el Evangelio se lee acerca del Verbo hecho cuerpo (Juan 1:1-7), del nacimiento de El Hijo de Dios, del Dios Padre y de la Divinidad de Jesucristo, El Verbo de Dios y Divinidad que El demostró con Su Gloriosa Resurrección. Cuando concelebran varios Sacerdotes, entonces el Evangelio se lee en distintos idiomas, como señal de que acerca de Su Resurrección los Apóstoles evangelizaron distintos pueblos en sus propios idiomas. En lugar de: "Verdaderamente es digno bendecirte, Madre de Dios, siempre bienaventurada, exenta de pecado..." se canta lo siguiente: "El ángel exclamó a la llena de Gracia, Virgen María: Virgen pura, Alégrate! y otra vez te digo, Alégrate! Tu Hijo se levantó de la tumba, al tercer día después de su muerte y Resucitó a los muertos. Gente Alégrense! Resplandece nueva Jerusalén! (Iglesia), porque sobre Ti ha brillado la Gloria de Dios. Alborózate ahora y alégrate Sión y Tú, oh Purísima madre de Dios, Regocíjate en la Resurrección de Tu Hijo!"
Después de La Oración detrás del ambon se realiza la bendición de Artos: Pan especial con representación en el de La Resurrección de Cristo. En uno de los siguientes oficios litúrgicos el Artos se parte y se entrega a los creyentes en memoria de la aparición de Jesús Resucitado a los Apóstoles Lucas y Cleopas, los cuales lo reconocieron después de partir el pan para ellos. Durante el primer día de La Pascua se bendicen huevos, queso y kulichi, con los cuales terminan el ayuno los creyentes.
Homilía de San Juan Crisostomo.
"Aquél que es devoto y amante de Dios, que disfrute de esta magnífica y brillante fiesta. Aquél que es un siervo agradecido, que entre alegremente en el gozo del Señor. Aquél que está cansado en ayuno, que reciba ahora el denario de recompensa. Si alguien ha trabajado desde la primera hora, que reciba su gratificación correspondiente. Si alguien ha llegado después de la tercera hora, que participe en la fiesta agradecido. Aquél que llega después de la sexta hora, que no dude: él nada pierde. Si alguien ha demorado hasta la novena hora, que se aproxime, sin vacilación. Aquél que llega en la undécima hora, que no tema a causa de su demora, porque el Señor es de gracia y de generosidad. El recibe tanto a los últimos como a los primeros. El concede descanso al que viene en la undécima hora, igual como aquél que ha trabajado desde la primera hora. El tiene misericordia del último, y satisface al primero. A aquél da, y a éste regala. El recibe las obras y acepta la intención. Honra los hechos, y alaba el empeño.
Por lo tanto, entrad vosotros todos al gozo de vuestro Señor. Los primeros y los últimos, tomad vuestra recompensa. Ricos y pobres, regocijaos y alegraos juntos. Porque la mesa está llena, deleitaos de ella todos. El ternero está cebado entero; que nadie se retire con hambre. Regocijáos todos del banquete de la fe. Disfrutad de todas las riquezas de la bondad. Que nadie se queje de su pobreza, porque el Reino Universal se ha manifestado. Que nadie se lamente a causa de los pecados, porque el perdón ha surgido resplandeciente del Sepulcro. Que nadie tema la muerte, porque la muerte del Salvador nos ha librado. Porque destruyó la muerte cuando ésta se apoderó de El. Aquél que descendió al infierno aniquiló al infierno; y lo hizo experimentar la amargura; cuando éste tomó su Cuerpo. Esto predijo Isaías cuando exclamó diciendo: "El infierno fue amargado, cuando Te encontró abajo. Ha sido amargado, funestamente, porque ha sido destruido. Ha sido amargado porque ha sido encadenado. Recibió un Cuerpo, y he aquí que era Dios. Tomó tierra, y encontró Cielo. Tomó lo visible, y fue vencido invisiblemente. ¿Oh muerte dónde está tu poder? ¿Oh infierno dónde está tu victoria? Cristo resucitó, y fuiste aniquilado. Cristo resucitó, y fueron arrojados los demonios, Cristo resucitó y los ángeles se regocijaron. Cristo resucitó y reinó la Vida. Cristo resucitó, y los sepulcros se vaciaron de los muertos. Porque Cristo habiendo resucitado de entre los muertos, fue el Primogénito de entre los muertos, a El sea la gloria y el poder por los siglos de los siglos, amén."
Los Frutos Espirituales de la Resurrección de Cristo.
"Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados" (1 Cor. 15:22). Estas palabras del Apóstol no solo hablan de la Resurrección física de la gente, sino más bien, en primer lugar de la Resurrección Espiritual. Así como existe muerte física y muerte espiritual, asimismo la Resurrección existe física y espiritual. La muerte espiritual de Adán que consistió en la pérdida de contacto con Dios, fue anterior a la muerte física. De Adán, la muerte como resultado del daño moral, pasó a todas las personas. La Resurrección de Cristo constituye el comienzo de nuestra Resurrección espiritual, el despertar en nosotros de aspiraciones espirituales, y también de un renacimiento moral. Acerca de esta resurrección espiritual de los creyentes, El Señor dijo: "Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren, vivirán" (Juan 5:25). Esta es la "primera" resurrección acerca de la cual se habla en el libro de Apocalipsis 20:5. Esta resurrección consiste en que la gente que creyó en el Hijo de Dios, y que creyó en el misterio del bautismo, nacen para la vida espiritual y se hacen capaces de vivir de acuerdo a los más altos intereses y recibir los más altos sentimientos. La gracia de Dios ayuda a los cristianos a perfeccionarse en virtud, y a crecer espiritualmente. Por eso los apóstoles consolaban a los cristianos recordándoles que ellos en contraposición con los incrédulos paganos "ya resucitaron con Cristo" (Col.3:1).
La resurrección espiritual en esta vida, sirve de fundamento para la resurrección física, la cual por la fuerza de Dios todopoderoso sucederá el último día de existencia de este mundo. Entonces las almas de todos los muertos regresarán a sus cuerpos y todas las personas revivirán, independientemente de dónde y como murieron. Pero el aspecto de los resucitados va a reflejar su situación interior: unos van a aparecer brillantes y alegres y otros tendrán un aspecto desagradable. Acerca de la Resurrección de todos El Señor predijo de la siguiente manera: "Porque vendrá la hora cuando todos los que están en los sepulcros oirán su voz y los que hicieron lo bueno saldrán a Resurrección de vida, más los que hicieron lo malo a Resurrección de condenación" (Juan 5:28-29.).
Entretanto la Resurrección de todos que tendrá lugar hay que diferenciarla de las resucitaciones temporales de muertos que Nuestro Señor Jesucristo y sus discípulos llevaron a cabo según Los Evangelios y el Libro de los Hechos de Los Apóstoles. Por ejemplo la resucitación de la hija de Jairo (Marcos 5:41), la resucitacion del hijo de una viuda en el pueblo llamado Nain (Lucas 7:14), y la resucitación de Lázaro (Juan 11:43), que estuvo en la tumba cuatro días y otros, eso fue un despertar temporal de la muerte, ya que luego de determinado tiempo murieron como toda la gente. Pero la Resurrección de todos los muertos va a ser una resurrección eterna, en la cual las almas de la gente se unirán por siempre con sus cuerpos sin corrupción. En la Resurrección de todos, los justos se levantarán transfigurados, espirituales e inmortales. El primer resucitado con este cuerpo espiritual fue Nuestro Señor Jesucristo al cual el Apóstol Pablo lo llama el primogénito de los que murieron (1 Cor. 15:20). Entonces en la Resurrección de todos "los justos resplandecerán como el sol en el reino de Su Padre" (Mateo 13:43).
La Fiesta le la Pascua Cristiana, los cristianos ortodoxos la celebramos alegremente, porque nosotros en los días de Pascua más fuerte que en otro tiempo, sentimos la renaciente fuerza de La Resurrección de Cristo; esa fuerza que dominó el poder de las tinieblas, que libero a las almas del infierno, que abrió las puertas del Cielo, que venció los lazos de la muerte y que llenó de vida y luz las almas de los creyentes. Es de destacar que la alegría de Pascua además se expande a una gran cantidad de gente: No solo a los profundamente creyentes sino también a tibios y a los alejados de Dios. Durante La Pascua todo el mundo e incluso, parece que la naturaleza, que no tiene alma, se alegra de la victoria de la Vida sobre la Muerte.
El día de la Santa Pascua los fieles se saludan unos a otros con besos fraternales diciendo las palabras: !"Cristo Resucitó!" y la otra persona responde: "En Verdad Resucitó!" y se intercambian huevos coloreados que sirven como símbolo de La Resurrección. Durante todos los días de la semana de la Pascua, la puerta de entrada al Santuario, llamada Puerta Real, permanece abierta simbolizando que con la Resurrección de Cristo todas las personas tienen abierto el acceso al Cielo. Desde el primer día de La Santa Pascua hasta la celebración de la Liturgia de La Santa Trinidad (durante 50 días)no se deben hacer reverencias inclinando la cabeza hasta el nivel del suelo.
Comentarios.
1. Acerca del milagroso evento de La Resurrección de Cristo de entre los muertos, testifica El Fuego de Gracia que cada año la noche de Resurrección, baja y arde en el Templo de La Resurrección de Cristo en Jerusalén. Este Templo fue construido en el lugar del Sepulcro y Resurrección del Salvador. El origen de este fuego es inexplicable. Desde que aparece el fuego de Gracia no se consume y con su llama es posible tocarse el rostro. Solamente después de algún tiempo el fuego adquiere su temperatura normal. El Patriarca Ortodoxo de Jerusalén (o su suplente),una vez que recibe el fuego de Gracia enciende con él las velas, las cuales son dadas por el Patriarca a los numerosos peregrinos que han venido al Templo. El milagroso fuego produce en los peregrinos presentes en el Templo una gran impresión y provoca una gran Alegría. Es de hacer notar que el fuego de Gracia, desciende sólo para los ortodoxos y siempre en tiempo de la Pascua Ortodoxa. Los representantes de otras confesiones de Fe, que también ofician en este Templo no reciben el fuego de Gracia.
La pascua hebrea se celebra al día número 14 del mes lunar Nisan. Este día siempre llega en primavera durante la luna llena. La Pascua Cristiana está íntimamente relacionada con la Pascua hebrea. El Primer Concilio Universal que se reunió en el año 325 estableció celebrar La Pascua Cristiana el día Domingo en el período de equinoccio de primavera y siempre después de La Pascua Hebrea. Siguiendo estas resoluciones de Concilio y cálculos astronómicos de los científicos de Alejandría, se ideó un sistema para calcular el día de La Pascua Ortodoxa para cada año. Así fue como apareció la Tabla de los días de Pascua para muchos años por venir. La secuencia de los Días de Pascua se repite cada 532 años. Según la Tabla de los días de Pascua la mas tempranera Pascua llega el día 22 de Marzo según el antiguo estilo (4 de Abril según el nuevo Estilo). Y la más tardía el 25 de abril según el antiguo estilo (8 de Mayo según el nuevo Estilo). Con el movimiento de los días de Pascua también se mueven el periodo de Cuaresma y las fiestas que celebran la entrada del Señor a Jerusalén (una semana antes de la pascua), la ascensión del Señor (al día 40 después de la Pascua y Pentecostés (al día 50 después de la Pascua). Según la tabla de los días de Pascua, en 1999 la pascua será el 11 de Abril según el Nuevo estilo; y en el año 2000 será el día 1 de Mayo según el Nuevo estilo.
La Resurrección de Jesucristo fue atestiguada por los ángeles (Mateo 28:5-7, 1, Marcos 16:5-7, Lucas 24:4-7, Lucas 23); por los apóstoles (Hechos 1:22; 2:32; 3:15; 4:10 y 33; 5:30-2; 10:29-41; 13:31; 1 Corintios 15:15); por sus enemigos (Mateo 28:11-15) y más que todo por el mar de milagros que se realizaron y que se continúan realizando en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo.
Tomado de www.fatheralexander.org
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